¿Quo vadis homosapiens? -psicoanalisis y cuerpo- (por Enrique Acuña)

¿QUO VADIS HOMO SAPIENS? –Psicoanálisis y cuerpo.-

 ARGUMENTO

por Enrique Acuña

*Primera parte

¿Qué es un cuerpo? Distintas bio-poli-éticas de época.

“Un cuerpo esta hecho para gozar”

Jacques Lacan

El organismo como biología anatómica supone un cuerpo como “ente” y no como “ser”. Se trata de una “red extensa” siguiendo la dicotomía cartesiana del Alma-cuerpo. Desde Freud re-significado por Lacan;  el lenguaje es un órgano que permite atravesar lo somático, es decir que la representación psíquica domina lo orgánico y no al revés.

 Lo humano –LOM.,  abreva Lacan- ; permite un “cuerpo hablante” que es una “bolsa vacía”, muy diferente al primer modelo de un contenido psíquico de la “catarsis” que Freud describe en la conversión histérica donde el “cuerpo habla”, expulsando un sentido reprimido de contenido sexual.

Ahora es el significante que se incorpora agujereando con bordes,  como cizalla,  el cuerpo ya fragmentado por la pulsión con un síntoma.

 Ese cuerpo hablante, como “bolsa vacía” podría anudarse en cada caso, ya que  es una vestimenta hecha de palabras. Una poética del traje a medida de cada uno con el tejido de goce sentido (joui-sens),  ya sea en el amor, el deseo o el goce. Un transito entre los sublimes dichos del amor,  o ya sea en  el decir silencioso del deseo, o finalmente, en el sufrimiento con una satisfacción paradojal del goce.

 Nuestra época, dominada por el “imperio de la técnica”, recrea un mundo virtual mediante los efectos de una Ciencia global que intenta captar el cuerpo de manera cuantitativa por un número. Esa cuántica es una estática cifra según el modelo de un algoritmo. Dominio de la lógica de lo Universal y del imperio de la cifra, que sin embargo deja intersticios por donde se fugan las pulsiones que fragmentan y agujerean cualquier concepción de unificación.  

La significación de «tener un cuerpo», implica vivificarlo. Ese nuevo gozar vivificante por el lenguaje limpia la pura carne y en la época de lo global, tensa en problema del deseo como ethos en la vida pulsional. Un ejemplo seria la vida cotidiana normativizada cuando se reduce a una degradación de la demanda a lo necesario. Es observable en las biopolíticas como aplicación en las poblaciones y en territorios marcados,  de normativas sobre los cuerpos que crean técnica de producción de subjetividades y nuevas identidades.  

Ejemplo es la declinación de la antigua posición sagrada del médico, que actualmente se vuelve un técnico de una aparatología avanzada al infinito, y que  pone en juego esa falla del saber. Es el Zoe natural en tensión mortífera al Bios ciudadano (Agamben, 2002), demuestra la estructura de ruptura entre saber y goce. Es aquello que Lacan llama “falla epistemo-somatica” (1), para desechar la medicina psicosomática. Esta doble falla implica  la incompletud del cuerpo-imagen, que es sobre todo una falta de saber sobre el placer de la carne; de modo que para el sujeto del inconsciente se supone que el sentido sexual se agota y se encuentra otra satisfacción en lalengua de cada ser hablante.

La función de la palabra en ese campo,  es un taladro significante que perfora la masa corporal  y genera un significación con algo irreductible. Esto permite concebir que un  cuerpo para el  psicoanálisis sea aquello que alguien dice imaginar “tener” –tener un cuerpo y no serlo- porque no hay saber del ese goce. Lógica de lo no-todo, y también vaciamiento del para-todo, supone  no se puede lograr una apropiación  absoluta de esa significación propia.

Es el síntoma en tanto agujerea el todo como un “acontecimiento del cuerpo”, más o menos traumático. El sujeto del inconsciente tiene entonces la experiencia de “tener, y no ser”  un cuerpo,  siempre a partir de la posibilidad de una perdida de goce de hablar. Entre tener y perder la significación, en esa división,  encontramos el cuerpo hablante.

Freud encontró la ligazón entre lo inconsciente como deseo y las pulsiones como un empuje  diferente al instinto, que no encuentra su meta última en una finalidad adecuada, de ese modo se  satisface en su recorrido, más que en el encuentro con un objeto  final. Ejemplo la pulsión oral, cuando se besan lo labios auto erógenos  y bordeando un vacío sin cerrar que obliga que  su circuito que se relance hacia otra cosa, es la analogía freudiana leída (Oscar Masotta en El Modelo Pulsional. (1974)

Así aparece como una cualidad aquello que es “lo viviente”: ¿gozar de un cuerpo? O bien son los efectos de la palabra en un cuerpo vivificado por sus objetos deprendidos dejando al sujeto en exclusión-interna con su objeto: producción de los objetos (a) como la voz,  mirada, el objeto anal, oral…

  Las vidas pulsionales son estilos a inventar, no predichos predicticciones, se constatan mejor como particulares “juegos del lenguaje” (Wittgenstein), semántica convenida en un lazo social endeble, pero ahí hay chance para otra cosa,  donde se podrá ascender a reinventarse desde un “decir olvidado” (Lacan, El Atolondradicho), como efecto residual de la experiencia analítica en cada caso y cada causa.

 Tener y a la vez perder la significación de lo que es un organismo es el trabajo de un sujeto del inconsciente, uno por uno, diferente, pero en perspectiva a un cierto saber estar en la subjetividad de cada época. Se trata entonces, de un discurso posible en el relato la lógica del particular, un particular negativo como objeción al Todo. En ese lenguaje  es eso que se pronuncia como rasgo distintivo.

Asi es que un “hecho” de la realidad queda tomado por “lo dicho”, la significación queda en suspenso  y deja un “decir olvidado”. Alguno en particular se pierde y se recupera de otro, en una ida y vuelta de retornos.

El cuerpo hablante vectoriza desde un acto de habla articulado como pronunciación de aquello que imaginamos “tener”, ya sea como una imagen, o ya con las palabras que lo nombren, hasta llegar al borde de un espacio vacío. Son los bordes de zonas erógenas donde se satisface algo en el recorrido en la medida que una fantasía lo valoriza.

De ese modo, lo inconsciente procede  con un “instrumento”, un valor de uso a cada “cuerpo hablante” como un aparato fonatorio. (2) Luego el Hombre, LOM, habla con su cuerpo, pero sin saberlo. Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho que hay un decir olvidado, un resto fecundo e intocable que motoriza la vida.

Eso goza –se satisface de sus pulsiones en la medida que cuenta, contabiliza una medida de esa complicidad del placer o la adversidad del displacer que Freud representa con las zonas erógenas.

Freud parte de inconsciente pulsional reprimido, ontología ética en el sentido que desea realizarse desde su carencia del placer, -asociación licita que  busca el missing link, “el eslabón perdido” como conexión entre palabra-afecto-pulsión, (según su carta a Groddek) (4). Mientras que en su última enseñanza Lacan (6) supone que ese cuerpo goza solo, en la soledad de lo no compartido por otro partenaire: es el parletre.

Este ser diciente tiene un cuerpo que es una  bolsa vacia a rellenar con el significante que cada uno fabrica, luego se sirve de eso para anudar según su sinthoma. Es potencia  y no carencia de placer. En ese neologismo (¿traducible?) el parletre lacaniano como “ser hablante” o “ser diciente” remplaza al sujeto del inconsciente freudiano.

 Resta saber cómo cada anudamiento singular puede convivir en los otros –en Comunidad- de una sociedad que se mortifica por las la falta de saber con otras formas del síntoma – renacimiento de lo que Foucault llamo Biopolíticas (7)… ¿Será la crisis humanitaria del saber (homosapiens) un «Humus fértil» al psicoanálisis?-

Notas:

(1)-Lacan, Jacques: “Psicoanálisis y Medicina”. En Intervenciones y textos I. (1966)

 (2)Miller, J.-A.: “Habeas corpus”. En Las psicosis ordinarias y la otras –bajo transferencia– . Ed Grama, 2017.

Disponible en línea: https://ampblog2006.blogspot.com/2016/07/habeas-corpus-por-jacques-alain-miller.html?fbclid=IwAR1HI0pOpHIzscKcp7gWfa5m8jzpSr1urD49xK4ua8sCuy0phx4O8bHLgaM

(3)-Miller, Jacques-Alain: “El inconsciente y el cuerpo hablante” .El cuerpo hablante. Scilicet. Ed. Grama, Bs.As.2015.

Disponible en línea: https://www.wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1

(4)-García, Leticia: “Versiones del cuerpo en el contexto freudiano”. En Los cuerpos del psicoanálisis. Cuadernos de psicoanálisis Nº 3 –Ed. APLP. 2005.

(5)-Acuña, Enrique: “El cuerpo escrito en Annais Nin”. En                                                                                         Resonancia y  silencio –psicoanálisis y otras poéticas-.  Ed. EDULP, 2009.

Disponible en línea: http://www.aplp.org.ar/Libros%20en%20pdf/RyS-EA.pdf

(6)-Lacan, J. Seminario Libro XXIII. El sinthoma. Ed. Paidós, 2007.-

(7)Foucault. M.: Nacimiento de la biopolítica. Ed. EFCE. Bs As. 2002.-

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